La comercialización de alimentos que contribuyen a dietas poco saludables sigue impactando a los niños, según la OMS.
Redacción Gestarsalud
Durante mucho tiempo la comercialización de alimentos poco saludables ha tenido un impacto nocivo en las preferencias alimentarias y los patrones de consumo de las personas en todo el mundo, sobre todo en los más pequeños. Sin embargo, a pesar de los numerosos llamados a la acción para proteger a los niños del impacto nocivo tratando de reducir el poder y la exposición a la comercialización persuasiva y generalizada, continúan estando expuestos a ella, de acuerdo con un nuevo informa de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta situación se presenta sin importar las recomendaciones que la OMS hizo en el 2010 sobre la comercialización de alimentos y bebidas no alcohólicas para niños y la implementación de compromisos voluntarios y regulaciones obligatorias para la industria.
Una de esas recomendaciones fue restringir la comercialización de productos nocivos “en lugares donde se reúnen niños”, pero esta situación sigue siendo predominante a nivel mundial y se da en muchas plataformas, por ejemplo, televisión, medios digitales y exteriores.
Lo grave de este asunto -insiste la OMS- es que las prácticas dietéticas saludables se inician precisamente cuando se es niño y forman la base para una buena nutrición y un desarrollo saludable y por eso el entorno de los pequeños debería estar rodeado de una alimentación saludable y equilibrada y no de alimentos chatarra.
Todas estas conclusiones las volvió a presentar la OMS en la revisión y actualización sobre el alcance y la naturaleza de la comercialización de alimentos y sus efectos, en la que evidenció varios puntos importantes acerca de esta problemática.
En la actualización se revisaron los resultados de 143 estudios de análisis de contenido (de los cuales 43 estuvieron relacionados con la exposición, 25 con el poder y 75 tanto con la exposición como con el poder) y 36 estudios de investigación del consumidor (de los cuales 16 eran asociativos y 20 cualitativos).
Primero, se demostró que actualmente la proporción de publicidad que promueven estos productos es generalmente superior al 50 por ciento y, en algunos estudios, superior al 90 por ciento en las categorías de alimentos como comida rápida, bebidas azucaradas, chocolate y confitería, bocadillos, paquetes de papas o alimentos similares, productos de panadería tanto dulces como salados, carnes embutidas, cereales para el desayuno, productos lácteos y postres.
Por otro lado, la evidencia también dejó claro que la promoción y comercialización de alimentos menos saludables prevalece en entornos donde se reúnen los niños, como escuelas, parques, centros comerciales y clubes deportivos, entre otros.
Así mismo, en el contexto de la comercialización de alimentos a través de medios como la televisión, fue más frecuente encontrarla durante los horarios habituales de visualización de los niños, así mismo se incrementó durante las vacaciones escolares en los canales infantiles o en torno a la programación infantil relativa a otras franjas horarias, canales o géneros de programación.
Así las cosas, a partir de esta revisión y con la información adicional, la OMS está desarrollando actualmente una directriz de política basada en evidencia para ayudar a más países a implementar acciones efectivas para proteger a los niños del impacto nocivo de la comercialización de alimentos.
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La publicidad es persuasiva y busca llamar la atención de los niños
En la revisión de la evidencia hecha por la OMS, los estudios relacionados con el poder de la comercialización de alimentos informaron el uso de una amplia gama de estrategias creativas que probablemente atraigan y resuenen con las audiencias más jóvenes. Estos incluyeron el uso de patrocinios de celebridades como deportistas, cantantes, influenciadores y youtubers, así como también el uso de promociones, obsequios, incentivos, concursos y juegos.
“Las técnicas utilizadas con mayor frecuencia en la comercialización de alimentos y que están diseñadas para atraer más a los niños (por ejemplo, temas de humor, obsequios) claramente tienen un poder persuasivo: los estudios han demostrado que este contenido creativo se recuerda bien e influye en los comportamientos y elecciones alimentarias de los jóvenes”, explican los autores del documento de la Organización Mundial de la Salud.
Y al revisar las piezas publicitarias que se utilizan para promocionar estos productos poco saludables, indiscutiblemente el color, las imágenes y los diseños novedosos, junto con animación, elementos dinámicos y efectos especiales, son la clave para llamar la atención de los niños. Los productos buscan de esta manera, además, exaltar la marca por medio de apelaciones persuasivas o promesas saludables y nutricionales para librarse de responsabilidad.
De hecho, muchos de los estudios sugirieron que el uso de estas estrategias es más frecuente o extenso en la comercialización de alimentos dirigida a niños que en la comercialización dirigida a adultos.
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En medios y redes
Los estudios que examinaron el impacto de la comercialización de alimentos relacionados con la dieta se centraron en la visualización de televisión comercial o anuncios de televisión, a menudo con otros medios como videojuegos, vallas publicitarias y plataformas de redes sociales.
Entre los hallazgos relacionados con las creencias y actitudes se encontró que entre los adolescentes la exposición a la comercialización de alimentos que contribuyen a las dietas no saludables se asoció positivamente con las normas descriptivas sobre el consumo de dichos alimentos.
Así mismo, los hallazgos relacionados con la relación entre las actitudes y el comportamiento incluyeron que la dimensión de entretenimiento de la publicidad y el nivel de excitación emocional (por ejemplo, sentimientos positivos de felicidad y satisfacción) que experimentaron los niños después de la exposición influyeron en la frecuencia de consumo de alimentos que contribuyen a las dietas poco saludables.
Y de la misma manera, a medida que aumentaron las percepciones positivas de los adolescentes hacia la publicidad de alimentos, también aumentó la frecuencia diaria de consumo de productos que contribuyen a dietas poco saludables.
En cuanto a los hallazgos relacionados con los impactos en el comportamiento y la salud, los estudios confirmaron asociaciones positivas y significativas entre la frecuencia de la publicidad de alimentos para productos particulares y el consumo habitual de estos productos menos saludables.
“La tecnología digital ha facilitado una mayor participación de los jóvenes con comercialización de alimentos. Las técnicas de participación como dar me gusta o compartir contenido en línea se identificaron con frecuencia en la comercialización de alimentos a las que es probable que los niños estén expuestos y los estudios sugieren que esta participación amplifica el impacto de la comercialización más allá de la mera exposición pasiva”, enfatizaron.
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