Se habla de Israel como un ejemplo impecable para el mundo por sus excelentes resultados en la vacunación contra la COVID-19. Su trayectoria en la inmunización con otras enfermedades y las características de su sistema de salud son parte importante de este éxito. Pero, ¿qué tan cerca está Colombia de convertirse en el Israel del continente americano? En Gestarsalud.com conversamos con el Dr. Gabriel Guarín Alzate, especialista en Gerencia Hospitalaria, magister en Salud Pública, ex secretario de salud del departamento de Antioquia y del municipio de Medellín y profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana para que amplíe este tema.
Sin duda el Programa Ampliado de Inmunización (PAI) colombiano es uno de los más efectivos y completos de la región. Otras naciones como Uruguay y Argentina tienen resultados en vacunación similares a los de Colombia y solo Cuba, aunque no tiene todas las vacunas que debe tener, alcanza un 100 % de inmunización con el stock de biológicos con el que cuenta.
Colombia tiene una trayectoria salubrista importante. A pesar de los cambios que ha habido en la estructura del sistema de salud en el país la esencia pública de la vacunación da garantías en todo el territorio nacional.
Tal y como explica el Dr. Guarín, el Instituto Nacional de Salud y las Secretarías regionales han mantenido las garantías del PAI y casi su administración, lo que ha mantenido las capacidades de coberturas, que permiten responder cada año a las metas planteadas, superiores al 90 %.
Actualmente, Colombia tiene 21 vacunas que cubren 26 enfermedades, capacidad que se ha duplicado en los últimos 10 años. Entre el 2010 y 2012, asegura el experto, había en el país 11 vacunas para 16 enfermedades y ya en 2021 hay 10 vacunas adicionales; casi una vacuna más por año. “Colombia tiene casi todas las vacunas que tienen demostrada su eficacia y que tienen posibilidad de lograr inmunizar en porcentajes mayores al 60 % y que, además, son de interés para enfermedades de salud pública».
“Aunque no hay investigaciones relacionadas con este tema, sí existen informes anuales, como el de Inmunización en Las Américas, y boletines de inmunización de la Organización Panamericana de la Salud, que dan los principales indicadores sobre la vacunación en la región. Colombia siempre está en los primeros lugares, tanto en las variables de administración como en las variables de cobertura. Eso hace posicionar al PAI con excelentes resultados en comparación con otros”.
Dr. Gabriel Guarín Alzate.
El experto en salud pública destaca tres características del PAI colombiano:
- La gratuidad: es el Estado el que se encarga de negociar las vacunas, conseguirlas y hacer la distribución. «A veces anhelamos que pudiéramos tener la capacidad de producirlas, pero, a pesar de ello, afortunadamente, no ha habido escases en el país».
- El sistema de información: al principio de su implementación los datos eran regionales, propios de cada municipio o departamento. Pero en la actualidad, con el PAIWEB, la información está centralizada y unificada en todo el país.
- La actualización de lineamientos: cada año salen los lineamientos de vacunación actualizados y eso le da orden al programa. Gracias a estas estructuras, que existen desde hace mucho tiempo, se ha logrado, en el contexto de la vacunación de la COVID, reducir tiempo y costos en capacitaciones. El personal que vacuna sabe qué debe hacer y sólo fue necesario hacer los ajustes del caso. Los lineamientos no hablan sólo del tema técnico, sino que orientan alrededor de cómo se debe coordinar, cómo se debe capacitar al talento humano y el tema de la cadena de frío. Hay países donde estos temas se había dejado en manos de los particulares, pero en Colombia no ha sido así.
- Servicios de vacunación habilitados: desde el 2002 no cualquier espacio puede ser utilizado para vacunar. En el país la vacunación debe contar con lugares adecuados para tal fin y deben contar con la habilitación otorgada por las autoridades sanitarias para tal fin.
“El PAI tiene los detalles de operatividad, logística y tecnología que le dan un reconocimiento técnico y, efectivamente, a pesar de que las logísticas para COVID-19 son nuevas, el PAI ya tiene la experiencia para adaptarse rápidamente. Si se controlan los desmanes de saltarse la fila, que son propios de situaciones que dan lugar a egoísmos, Colombia puede responder muy bien al reto de la vacunación de la nueva enfermedad, por sus antecedentes de inmunización. Creo que el PAI colombiano tiene un valor en la salud pública muy importante”.
Dr. Gabriel Guarín Alzate.
Al Dr. Gabriel no le quedan dudas de que Colombia pueda convertirse en el Israel de la región, por las capacidades administrativas y de organización que existen. Sin embargo, aclara, hay variables que no se pueden controlar con la infraestructura que hay en el país y es el tema biológico: todo, seguramente, va a salir bien en términos operativos, siempre y cuando no haya alguna variable de carácter biológico, es decir, que otras razas sean más fuertes y respondan inmunológicamente mejor que la colombiana a la vacuna de la COVID-19.
Debilidades del PAI
No todo es perfecto y, en el camino, aún hay debilidades que mejorar. A consideración del también catedrático, aún, en ocasiones, se cruzan las competencias en el momento de la aplicación de los biológicos entre el asegurador y el prestador y eso es una de las debilidades que hay que mejorar en el PAI colombiano.
El seguimiento de las poblaciones vacunadas resulta cuesta arriba, sobre todo con el cumplimiento de las segundas dosis. «Hay un tema técnico que descuadra las estadísticas y el seguimiento, y es que no siempre las coberturas se logran en los mismos municipios. También la aplicación de las vacunas en los periodos que deben ser, porque a la gente se le olvida, sobre todo los refuerzos. En algunas partes todavía es débil la cadena de frío. Las vacunas en lugares más rurales tienen unas coberturas bajas». Estos son los puntos en los que el PAI debe enfocar los esfuerzos de mejora, sentencia.