Frente a una enfermedad que llegó sin avisar y de la que aún se desconoce mucho, el mundo se volcó a buscar la manera de evitar o minimizar su veloz propagación. La muerte, entendida para muchos como un proceso humano en el que la despedida resulta necesaria para cumplir con el ciclo natural de la aceptación, se volvió impersonal; una cifra; una estadística marcada por el nuevo Coronavirus.
La capacidad de contagio del Covid-19 cambió las dinámicas intrahospitalarias. Los protocolos establecidos para el manejo de la enfermedad establecen que cuando una persona Covid positiva entra a un centro médico para ser hospitalizado, sea en el área que sea, no puede recibir visitas hasta que salga de alta. Ni siquiera en el lecho de muerte es permitido el acompañamiento. Pero, a través de la Dirección de Servicios Espirituales del Hospital Universitario San Ignacio, las dinámicas en este sentido han cambiado, al menos, dentro del hospital.
Su director, Julio César Castellanos, explicó en entrevista con Gestarsalud que a pesar de las medidas epidemiológicas que hay que manejar en la actualidad resulta necesario proteger la humanización del servicio médico. En este sentido, el hospital- uno de los más grandes e importantes de Bogotá- ha establecido un manual para el manejo de la enfermedad con los familiares de los pacientes.
“Tenemos un manual en el que establecimos la forma en la que se deben dar las noticias, sobre todo las malas. Lo ideal es hacerlo a través de un medio audiovisual y sin tapabocas. Buscamos mantener informados a los familiares a través de llamadas telefónicas o videollamadas una o dos veces al día para que ellos sepan cuál es la evolución del paciente. Se trata de organizar rutinas dentro del servicio para darle un espacio a esos familiares que no pueden estar con los pacientes hospitalizados y más aún para aquellos que están en Unidad de Cuidados Intensivos”.
Julio César Castellanos, director del Hospital Universitario San Ignacio.
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Pero, el Hospital Universitario San Ignacio fue más allá y, a través de controles internos, en la actualidad permiten que las personas que mueren de Covid-19 sean acompañadas por aquellos familiares cercanos que ya no tienen riesgo de contagiar o contagiarse de Covid-19. En este sentido, Castellanos y su equipo han dado un paso más respecto a las directrices médicas, y a partir de la lógica que dicta la enfermedad hasta este momento, han establecido concesiones para todos los familiares que tienen Covid-19 y que ya pasaron el día 10 con la enfermedad o la superaron.
“¿Cuál es el problema con salir de la casa con todos los implementos de protección si la persona ha pasado el tiempo en el que es capaz de contagiar a otros? La medicina no es absoluta, la medicina es relativa. ¿Por qué una persona positiva asintomática, después de 10 o 14 días no puede salir de su casa? Confundimos la atención de seres humano con unas normas estrictas frente a la enfermedad. No quiere decir que vamos a sacar a una persona positiva sintomática de su casa para traerla a que vea al familiar. Estamos hablando de personas que tienen anticuerpos o de una persona positiva que ya pasó su capacidad de contagiar a otros. Lo que nosotros hacemos parte de este fundamento para que puedan despedirse de sus familiares. No tiene lógica impedirle a una persona positiva recuperada o con anticuerpos estar en el lecho de muerte de su familiar”.
Aunque buena parte de los centros asistenciales de la ciudad están implementando esta práctica, el director del Hospital Universitario San Ignacio invita al resto a unirse a la iniciativa, y es que, manteniendo las medidas de seguridad, se deben respetar los procesos humanos que se generan en este contexto. “No podemos pasar por alto la humanización”, insistió.