Clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad emergente, la peste bubónica vuelve a hacer una leve aparición en medio de una de las crisis de salud pública más grandes y recientes del mundo. La semana pasada una aldea en la región china de Mongolia Interior fue cerrada después de que un residente muriera a causa de peste bubónica.
La muerte fue reportada a las autoridades de salud en la ciudad de Baotou el domingo pasado. El jueves se había confirmado que la víctima era un paciente con peste bubónica, dijo la Comisión de Salud Municipal de Baotou en un comunicado en su sitio web. De este modo, y para evitar complicaciones en torno de la enfermedad, los contactos cercanos y secundarios del fallecido fueron reclutados y examinados. Aunque todos dieron negativo para la enfermedad, fueron puestos en cuarentena.
En julio, en otra ciudad de Mongolia Interior, otra persona resultó contagiada de peste bubónica y logró sobrevivir. En ese momento, al igual que ahora, los distritos en los que se han detectado los casos han sido puestos en alerta nivel 3 para la prevención de plagas hasta final de año.
Según la OMS, la peste es una zoonosis bacteriana provocada por la bacteria Yersinia pestis, que normalmente se encuentra en animales pequeños y en las pulgas que los parasitan. Se transmite del animal al ser humano por la picadura de las pulgas infectadas, por contacto directo, por inhalación y, más raramente, por ingestión de materiales infecciosos. La peste bubónica es la forma más común de las pestes y está provocada por la picadura de una pulga infectada. El ganglio linfático se inflama, y da lugar a una tensión dolorosa del tejido, denominada «bubón».
“En ausencia de tratamiento, la peste puede provocar la muerte en poco tiempo, por lo que el diagnóstico precoz y el tratamiento inmediato son esenciales para la supervivencia y para reducir las complicaciones. Los antibióticos y el tratamiento de los síntomas son eficaces, si la peste se diagnostica a tiempo”.
Organización Mundial de la Salud
La aparición de antibióticos, que pueden tratar la mayoría de las infecciones si se detectan a tiempo, ha ayudado a contener los brotes de peste. Datos de la Organización Mundial de la Salud indican que de 1.000 a 2.000 personas contraen la peste bubónica cada año. En China, se informaron 31 casos de esta peste entre 2009 y 2019, incluidas 12 muertes, según los datos publicados por la Comisión Nacional de Salud.
Los primeros síntomas son similares a los de la gripa y se presentan de uno a siete días después de la exposición a la bacteria. Entre estos síntomas se incluye fiebre, dolor de cabeza y vómitos. Los ganglios linfáticos inflamados se forman en las áreas más cercanas a la zona donde la bacteria ingresó.
Un poco de historia
A finales de la Edad Media (1340-1400 d.C.), Europa experimentó el brote epidémico más mortífero de su historia con la peste negra (peste bubónica). Esta pandemia azotó a Europa en 1347 y mató a un tercio de la población humana del momento (unas 25 millones de personas).
En la actualidad, la situación, en términos sanitarios, está controlada.
Algunos historiadores creen que la sociedad se volvió más violenta debido a que la tasa de mortalidad disminuyó la calidad de vida, incrementó la guerra, el crimen, la revuelta popular y las olas de flagelantes, así como la persecución.
La enfermedad comenzó en Asia Central o sus alrededores, llegó a Asia menor a través de los comerciantes musulmanes y desde Venecia se extendió por Italia y luego a través de otros países europeos.