En momentos en los que el distanciamiento físico pondera como una de las medidas más efectivas para evitar o minimizar las probabilidades de contagio de Covid-19, ese vínculo natural, espontáneo y sagrado que resulta ser el contacto piel con piel entre madre e hijo, durante las primeras horas de vida del recién nacido, se debate entre la obligatoriedad instintiva de supervivencia y las condiciones impuestas por la pandemia.
Buena parte del mundo hoy se enfrenta a una de las enfermedades más contagiosas y misteriosas de la época moderna contemporánea. Madres infectadas con el SARS-CoV-2 temen entregarse a ese momento perfecto en el que su cuerpo genera el mejor alimento para su hijo.
Lactar se considera la primera manifestación de amor, instintiva, primitiva y segura, que la especie humana demuestra al momento de dar vida. Pero la cercanía entre una madre enferma de Covid-19 y su pequeño hijo podría resultar ser un binomio peligroso. La especialista en lactancia materna y enfermera de la Universidad Javeriana, Yenny Daza (@LactanciaConAmor), detalló en entrevista a Gestarsalud por qué es importante mantener la lactancia materna, aún si la mamá tiene Covid-19.
Para la experta, desde que nace el bebé el contacto piel con piel, inmediato y continuado (técnica madre canguro), mejora la regulación de la temperatura del recién nacido, ayudándolo a adaptarse a su nuevo mundo y mejorando su supervivencia. Este proceso de contacto es complementado con el inicio de la lactancia de manera temprana, a través de la cual se reduce el riesgo de mortalidad.
Ella indica que para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la importancia del contacto entre la madre y el lactante durante el amamantamiento se basa en una evaluación integral que ofrece un balance entre los riesgos de infección del lactante por el virus de Covid-19 y los riesgos de enfermedades graves y el fallecimiento, asociados a la ausencia de la lactancia materna.
“Si la mamá, enferma de Covid-19, no requiere hospitalización lo mejor es no interrumpir la lactancia materna. Además, y refiriéndome la importancia del alojamiento conjunto madre-bebé, no se recomienda mantenerlos alejados en diferentes cuartos después de amamantar. Lo ideal es poner al bebé en la cuna, en el mismo cuarto de su mamá, a una distancia de 2 metros de ella. De esta manera podrán descansar, mientras llega la hora de la próxima toma de leche materna”.
Daza, en aras de tranquilizar a las mamás en la angustia que genera su cercanía con el bebé mientras atraviesan una enfermedad tan complicada hasta el momento, envía varios mensajes que, desde su experiencia, ayudará a las madres a manejar con más seguridad la situación:
- No tengas miedo, pues los numerosos beneficios de la leche materna superan ampliamente los posibles riesgos de transmisión y enfermedad asociados a Covid-19.
- Según las investigaciones realizadas hasta el momento, no se ha detectado la transmisión del virus del Covid-19 a través de la leche materna, por lo cual no existen motivos para evitar la lactancia, ni interrumpirla.
- Tu leche materna es la mejor medicina y vacuna para tu bebé en esta época de pandemia.
- Utiliza todas las medidas de bioseguridad ya descritas y de esta manera evitarás el contagio de tu bebé.
- En los pocos casos que se han presentado de infección en bebés (que no tienen nada que ver con el proceso de lactancia), la mayoría de las veces la enfermedad ha cursado en ellos con síntomas leves o sin síntomas.
- Pide apoyo y acompañamiento de un profesional certificado en lactancia y de esta manera te podrá orientar según tus dudas, necesidades y temores.
- Eres la mejor madre del mundo, más ahora que estás enferma y deseas darle a tu hijo lo más preciado de ti; tu amor y tu alimento.
Recomendaciones para el ayudante de la mamá
Durante el proceso post parto, o durante el transcurso de la enfermedad de Covid-19, una madre siempre debe estar acompañada por un cuidador, que le colabore con las maniobras del bebé. En el contexto actual, si se trata de una madre enferma de Covid-19 lo recomendable es que el cuidador sea una persona con óptimas condiciones de salud. En este sentido, está contraindicado que se trate de una persona adultoa mayor o con alguna enfermedad de base, pues se corre mayor riesgo de enfermarse gravemente.
“Cualquier persona que esté apoyando a la madre lactante debe usar de manera permanente y adecuada el tapabocas, lavarse las manos antes de tocar al bebé y después de tener contacto con la mamá, lavarse las manos antes y después de manipular el extractor de leche, tetero y cualquier utensilio que sea utilizado por el bebé o que haya tenido contacto con la madre enferma”.
Daza considera importante limitar el contacto cercano con la madre, que se limite solo a lo estrictamente necesario, manteniendo una distancia mínima de 2 metros. En lo posible, el lugar debe mantenerse ventilado, limpio y desinfectado. Se debe comer en áreas separadas de la persona contagiada, evitar compartir artículos personales, usar el cesto de basura con bolsa, apartar los artículos, ropa, cubiertos, jabón de losa, específicamente para la paciente y monitorear continuamente la salud del cuidador.
“Se recomienda estar pendiente del estado físico de la paciente, así como de su estado anímico y emocional, promoviendo el descanso y la realización de actividades lúdicas, religiosas y relajantes que puedan aportar a su tranquilidad y alegría. Amamantar al bebé es uno de los mejores momentos”.