La ‘nueva normalidad’ en medio de la pandemia del Covid-19, está marcada por costumbres como el uso obligatorio del tapabocas, el frecuente y correcto lavado y/o desinfección de manos, el distanciamiento físico respecto a las demás personas y, cada vez más común, la toma de la temperatura corporal.
Así como a comienzos del brote de la enfermedad fuera de las fronteras de China, la Organización Mundial de la Salud (OMS) distaba de la utilización obligatoria de las mascarillas en la población general (para el momento lo recomendaba sólo en personas sintomáticas o sus acompañantes), hoy la medición de temperatura, como medida de prevención y detección del nuevo coronavirus, tiene sus pros y sus contras. Argumentos, evidencias y cifras parecen mostrar que la medida no es la más efectiva en estos casos.
Un reportaje del diario El Espectador cita que la detección térmica ha sido utilizada en ocasiones previas de pandemia, sin embargo, ha resultado muy controvertida. “Fue ampliamente implementada en los aeropuertos durante la epidemia de SARS de 2003 y más tarde durante la epidemia de gripe aviar por el H1N1 de 2009, así como en el brote de Ébola, para detectar a cualquier persona con temperatura corporal elevada como posible fuente de contagio y propagación de dichas infecciones”.
Continúa: la verificación obligatoria de la temperatura en las escuelas de Singapur durante el brote de SARS de 2003 no detectó ningún caso. Asimismo, hay registro de que, en países como Canadá, en el que se detectaron 251 casos de SARS, el cribado fronterizo intensivo de temperatura en el país no logró identificar un solo caso. Con la implementación de dicha medida para el ingreso en Australia en respuesta al mismo brote de 2003, 1.84 millones de personas fueron examinadas, 794 fueron puestas en cuarentena y no se confirmaron casos.
Usar la detección de temperatura con detectores infrarrojo en masa demostró en esas pandemias que se identificaban muy pocos casos.
Al respecto, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) ha declarado que «hay evidencia de que controlar a las personas en el aeropuerto con la toma de temperatura no es muy efectivo para prevenir la propagación del virus, especialmente cuando las personas no tienen síntomas. En general, se considera más útil proporcionar a los que llegan a los aeropuertos información clara que explique qué hacer si desarrollan síntomas después de la llegada».
En este orden de ideas la OMS asegura que la medición de temperatura solo para la detección de entrada a un territorio puede no ser muy efectiva.
Recomienda, entonces que, si se implementa, “los gobiernos también deben tomar otras medidas, como recopilar información relevante de los viajeros y tener sistemas establecidos para actuar rápidamente sobre los datos recopilados”.
En un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres se realizó la estimación de la efectividad de la detección térmica en viajeros infectados con Covid-19. Encontraron que de cada 100 viajeros infectados que pudiesen tomar un vuelo de 12 horas, 42 pasarían por la detección de entrada y salida sin ser detectados, asumiendo un período de incubación promedio de 5.2 días para el análisis. El principal autor del estudio, Billy Quilty, explicó en su momento que “el trabajo refuerza que el escaneo térmico no puede detectar a todos los viajeros infectados con este nuevo Coronavirus. Otras políticas que pueden disminuir el riesgo de transmisión de personas infectadas son cruciales”.
En España, Vicente Baos, médico de atención primaria del centro de salud Collado Villalba-Pueblo y autor del blog de divulgación científica El Supositorio ha sido un crítico empedernido de la toma de temperatura corporal como medida de prevención y detección del Covid-19. «¿Es que nadie se da cuenta de que no vale para nada?», escribió en su cuenta de Twitter el viernes 12 de junio.
“Medir la temperatura puntual de una persona en este contexto no tiene ningún fundamento. Si hay que tomar medidas de control, no va a ser un filtro para entrar a una tienda o a un país. Es ridículo», dijo al periódico El Español.
Consideraciones en pro de la medida
Otros especialistas y conocedores del comportamiento humano frente a los virus aseguran que la toma de temperatura es necesaria ante la coyuntura sanitaria que plantea el Covid-19. Erika Buñay, docente del Departamento de Salud Pública chileno explica: la fiebre es un síntoma que aparecerá cuando realmente la respuesta frente al huésped adverso está afectándonos y esta respuesta se dará con temperatura elevada. En la actual contingencia, esta sintomatología, sumada a los contactos que la persona ha tenido, a los viajes que ha realizado, a las áreas contaminadas a las que está expuesto, va a hacernos sospechar que estamos frente a un paciente con Covid-19”.
Ahí, según la experta, radica la importancia de los controles preventivos que se están realizando pues permiten identificar quiénes pudieran estar enfermos, evitando su circulación y ayudando a mitigar la propagación de la enfermedad.