Más de la mitad de los bebés con cardiopatías congénitas –53 % hombres y 46 % mujeres– no se diagnostican antes del nacimiento, y esto agrava su situación. Los defectos congénitos del corazón (CHD) son una constelación letal de problemas de nacimiento de este órgano vital que afecta a neonatos en el mundo.
Ocho de cada 1.000 niños nacidos vivos (0.8%) tendrán algún tipo de defecto cardíaco congénito. Y entre 21.2 a 25 % de pacientes con enfermedad cardíaca congénita, principalmente con cardiopatías significativas, tienen anormalidades extracardíacas, síndromes malformativos o cromosomopatías, que complican el cuidado de los enfermos e incrementan la mortalidad, según la Revista Colombiana de Cardiología.
¿Afectados al azar?
Esta afección es la causa más común de muerte en recién nacidos. Por desgracia, muchos padres solo descubren que su hijo podría sufrir problemas de salud que le amenazan la vida en la sala de partos o, peor, cuando su hijo se enferma días o una semana más tarde en casa y ya es muy tarde para evitarlo.
En Colombia, dice Nestor Sandoval, médico de la Fundación Cardioinfantil y el Instituto de Cardiología, “donde deberían intervenirse aproximadamente 150 niños por millón de habitantes, tan solo se tratan 2.434, cifra que corresponde a 52 cirugías por millón”. Esto significa que un gran número de niños no tendrán la oportunidad de recibir algún tipo de atención adecuada y oportuna.
Por ahora existen pocas terapias preventivas. Tal vez porque “es un problema genético en su mayoría”, cuenta Margarita Zapata Sánchez, cardióloga Pediatra de la Clínica Cardio VID y docente de la Facultad Medicina de la Universidad de Antioquia. Hay enfermedades maternas como la diabetes y la exposición a fármacos o tóxicos que pueden predisponer a algunas fallas, “pero en su mayoría son afectados al azar”, reitera ella.
En 2015, y en un intento por descubrir el papel potencial de la dieta de las madres antes del embarazo, un equipo de científicos investigó la cantidad y calidad de la alimentación de 19.000 mujeres un año antes de quedarse embarazadas.
Los resultados, publicados en la revista Archieves of Disease un Childhood, traen buenas noticias. Estos sugieren que una dieta sana antes de la concepción está relacionada con una tasa más baja de anomalías cardíacas en los bebés.
Los científicos encontraron que un 37 % de las madres alimentadas de forma saludable tenían menos riesgo de tener descendencia con tetralogía de Fallot, una anormalidad compleja que produce bajos niveles de oxígeno en la sangre, y un 23 % de ellas tenían menos posibilidades de que sus hijos nacieran con defectos del tabique auricular, agujeros en la pared de esta membrana que separa a las dos aurículas del corazón.
Las mujeres evaluadas formaban parte del estudio National Birth Defects Prevention. Entre 1997 y 2009, la mitad de estas tuvieron niños sanos y la otra con anomalías cardiacas más o menos graves, según el trabajo.
Por su parte, la calidad de la dieta fue evaluada con dos sistemas de puntuación: el llamado índice de calidad de la dieta para el embarazo (ICD-P), entre los que se encontraba uno que tomaba como referencia la dieta mediterránea (basada en ensaladas y comida de mar).
Aunque este es un estudio observacional y no necesariamente aporta conclusiones definitivas, sí refuerza las recomendaciones dietéticas actuales para quienes están pensando en tener hijos.
Fuente: El Colombiano